Erika Mendoza

LADRÓN DEL SUEÑO

Justo en medio de la noche, como ladrón que vigila a su víctima, 

llegó acechante el insomnio hasta mi alcoba,

sigiloso caminó hasta mi almohada y sin piedad atacó al sueño que tan

plácidamente me abrazaba.

Me hizo abrir los ojos y rogarle compasión, ¡tantas veces supliqué que me dejará!

pero inútiles fueron mis ruegos, cuanto yo mas lo pedía, él mas a mi se aferraba.

 

 

¡Yaaaaaa! Fue mi grito desesperado.

¡aléjate de mi! Repetí severas veces...

Todo fue en vano.

 

Ahora la noche poco a poco se despide de su calma

y muy lejos el ruido mundano se empieza a escuchar.

Se que en poco me tendré que levantar, reincorporarme, salir a escena

y ser parte del drama de la vida; no habrá tiempo para perder, el reloj no se detiene,

las responsabilidades no se dejan esperar, la vida sigue su curso y yo

 debo fingir que no pasó nada, ocultar el ultraje a mi descanso 

y vivir las consecuencias de la visita del LADRÓN DEL SUEÑO.