Me levanto entre sueños, un ruido a lo lejos, agua cayendo al suelo, despacio me acerco, sugerente tu silueta se vislumbra en esa habitación de vapor lleno. A mi vista el tiempo pasa lento, gota a gota cual rocío, veo como se deslizan por tu rostro, tus labios, fruto que a besos quisiera probar. Dilatada la mirada, un escalofrío por mi piel, el agua escurre por tu cuello, bajando a tus hombros, deslizándose por tu espalda, y en tus caderas, me hace enloquecer. Sin percibir mi presencia, volteas de momento, empapados tus pechos, el agua marca entre ellos un camino que termina en tu entre pierna, tibia el agua llevas tus manos a acariciarte ahí, cierras tus ojos, disfrutas la sensación que te provoca. No puedo más quiero tocarte, quiero pasar mis labios en tu cuerpo, quiero beber de entre tus piernas el sabor agridulce de tu placer. Te sorprendes al momento que me acerco, apretandote a mí, es inevitable que sientas mi virilidad que ya te desea, pero te beso, tu lengua y la mía bailando juntas nos encienden en fuego. Despacio te pruebo, tu cuello y tus hombros tus pechos, tus pezones erectos, que muerdo despacio mientras me tomas del pelo. Tu vientre a mis labios, mi lengua en tu ombligo, incado ante ti, tus muslos en mi cuello, acariciando tus caderas, mis labios buscan entre ellos, tu intimidad que me espera, para besarte de nuevo. Mi lengua recorre, cada pliegue de tu intimidad donde corre, la humedad que no contienes, y me llevan a saborear de ti, tu más intimidó secreto. Despacio mi lengua encuentra, ese pequeño botón cual flor, que en esa caricia húmeda te eriza tu piel, te hace estremecer cuando entre mis labios lo aprieto, y el ritmo sube cuando en un va y ven de mi lengua te hace explotar mujer.
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JUAN D. PORTAL
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México 18/02/2016