Deje de gritar y aún había ruido. Me caí y no me volví a levantar. Quise sonreír pero no paré de llorar. Canté y canté una canción que nadie bailaba. Cerré los ojos en el mejor momento. Hablé cuando ya no había nada que decir. Encontré un amor... y tenía dueñx.
La noche se hace cada vez más fría. El camino del bosque no tiene fin. La Luna ilumina todo menos mi corazón, y así me voy deshojando, cual árbol en pleno otoño. Nunca más me miré en el espejo, sólo observo mis pies desnudos y doloridos de tanto caminar sin rumbo alguno.
Ya no quiero escuchar consejos ajenos, ni ninguna otra sugerencia que quiera generarme sensación de compañía. Sólo quiero saber de ti, porque sino escucho tu voz por última vez, puede que pierda la memoria de todos los segundos precisos que sonreí a tu lado...