Evandro Valladares

EL PUERTO DEL ADIOS

EL PUERTO DEL ADIOS

Una tarde de un día desdichado

partiste  por el Puerto del Adiós.

Ibas en  viejo y lóbrego navío

con  la carga de muchos desconsuelos.

En cubierta tus brazos se extendían

agitando  el pañuelo que te di,

hacías  la señal de despedida

y una pena tus ojos me dejaban.

Yo en tierra como niño desolado

enjugaba una lágrima furtiva,

herido por tu súbita partida

y sabiendo que siempre te amaría.

Pausadamente  el navío avanzaba

perdiéndose  de vista en lontananza

y pensé que el pañuelo de tus manos

vuelto gaviota volaba hacia mí.

El recuerdo me deja en el ayer

y   mano invisible me lleva a ti

sé  que estas lejos, ausente en mi vida

pero en mi alma agotada ¡estás ahí!

Hay noches que camino por la playa

y la luna permite ver mis huellas.

El viento eleva quejas y en el cielo

 tu  nombre lo registran las estrellas.

En la brisa marina confundidos,

pensares y sueños son  para ti.

Unos te hacen sentir cerca de mí,

 otros  saben la brecha entre los dos.

A veces en el Puerto del  Adiós

 junto mi boca a la orilla del mar

 y en loco delirio creo, por sorbos,

lo total de agua, poderlo ingerir.

Y  así ya en la tierra seca y vacía

la nave a fuerza tendrá que encallar.

Corriendo  busco, y vienes hacia mi

y con besos juras…! no quererte ir!.