Evandro Valladares

Mujer prohibida

Mujer prohibida

Te acomodo como amante en mi mente

en mi sombría y desolada noche.

Sé que estás en otras manos presente

recibiendo caricias en derroche.

 

Hay sobre ti telarañas de abrazos

que te llevan a erótica locura.

Que dicha seria que fueran mis brazos

los que te dieran  pasión y ternura.

 

Como deseara ser tu invitado,

que tus compuertas abres a mi tacto.

Que estoy muy cercano a ti acurrucado

para darle comienzo al ansiado acto.

 

Te veo de vestido despojada

dándome tu total anatomía.

Que estás tan a mis besos entregada

y en ese instante tú eres solo mía.

 

Y que te tengo entera entre mis manos

y deslizo mis dedos por tu piel

Que se oyen de ti murmullos profanos

y bebo de tu cuerpo tibia miel.

 

Se que no eres libre,  mujer ajena,

que por leyes a otro le perteneces,

pero a mi tu figura me enajena

y tú a mi cuerpo entero lo estremeces.

 

Déjame estar un minuto en tu boca

en la que anidan prohibidos besos,

y saber que tu permiso provoca,

a que gocen, al no saberse presos.

 

Y aquel atrevimiento que tuvimos

y que fue a los prejuicios todo un reto

 aquello que en un instante vivimos

será para nosotros ¡un secreto!