Raiza N. Jiménez E.

A Retazos.-

Al abrigo de mis cantos permanezco dormida en las nubes

Paso a tener ráfagas de silencios que hablan.

Rumian en mis latidos los ecos de esa extraña

Canción que me cantaba, en tono tanguero, mi madre.

Mi mente no se detiene y me despierto de la ensoñación con

 versos que se hacen traviesos en mis anhelantes labios.

 

¡Es la soledad que se conjunta a la brisa para sepárame de ti!

 

No he pensado en el éxtasis de poseer tus caricias porque,

sin saberlo, siempre estoy soñando con tus manos y el eco de tu voz.

Todo ello concurre a mi  recinto para conspirar con mi paz.

Dulces sueños te dicen aquellos que no entienden que, en el

Amor intenso y desaforado, hay de todo menos paz.

 

¡Prosas son las que escribe el alma cuando se resiste a mentir!

 

Muy pocas cosas tengo para contarle a la vida y menos a la muerte.

He vivido expiando sentimientos y  mis pensamientos, son la

 causa primera de eso que llaman pecado mortal.

No creo tener pecados y ni siquiera me retracto de todo aquello

 que entre rubores intensos,  retrata mi impúdica mente.

 

¡Pienso en la libertad de los sepulcros y se me va la vergüenza!

 

No se hablar de mi alma porque en el ámbito de la existencia

es una eterna desconocida que cambia de rumbos y emociones,

 a cada segundo.

Cómo saber de qué está hecha, si no la puedo tocar y sólo la imagino.

Algún día, me digo, si eso que llaman alma existe, aparecerá

vestida de rojo y con los brazos bien abiertos, para abrazar con

 pasión mi desasosiego y dolor.

Con los brazos bien abiertos, para abrazar con pasión mi

 desasosiego y dolor.

 

¡Qué infinito es el rubor que nos deja un amor fallido!

A sorbos bebo la sal de mis lágrimas cuando llegan al vertedero

de mis labios. En el cáliz de mis ojos juegan ellas, el juego del

 escondite  y, es por pena, por pena.

Todo mi cuerpo revive al son de mis pensamientos, lucro del que

 se sacia mi mente Inquieta, cuando se desborda en la creación de

 felices fantasías que pretende y penden.

 

Mis sueños son como pequeños retazos que habría que conjuntar

para saber.

 

¡Los retazos de esta vida mía, son cómo un manantial de sueños y

 quimeras que prometen ser algo y a la  luz de este claro día lo

 desconozco!

 

Raiza N. Jiménez/ 07/04/2016