Maryrios

¡Cómoda Costumbre!

 

Muchos veranos cansados

sin ganas de quitar la maleza del jardín.

Se mueven voces Inquietas y aburridas

entre olvidos y detalles a medias que saben a costumbre.

 

Esa historia que a fuerza de miedo a las tempestades

sigue escribiéndose.

El tiempo ha desdibujado los encantadores trinos de los pájaros.

Las noches sin voz son malogrados desvelos

que asaltan en la oscuridad la poca conciencia.

Se arrastra la fe y se convierte en sombra,

en una eterna y dolorosa pesadumbre.

 

Cuando los “qué dirán” merodean la casa,

 la inseguridad absurda toma el lápiz

para reconstruir con un dejo de amargura la historia.

 

Los renglones de esa libreta ignorada

se encuentra roída y enmohecida.

Imposible andarla descalza con el lápiz.

Los pocos párrafos escritos se  han desdibujado.

 

Y en nuestra soledad desnuda

No hay lenguaje que nos convoque

a dormir apacibles en veranos de insomnio.

 

¿por qué en las profundidades del tiempo

el cansancio nos rinde sin piedad?.

 

Sabemos que las  turbias corrientes 

siguen siendo un problema para la salud,

Pero ya no nos duele la falta de transparencia de las aguas.  

 Los ríos en tiempos de tormentas

Arrasan con todo.

Por eso buscamos la forma de evitar tempestades,

para que ese jardín que todos lo miran hermoso

siga como una vega en este mundo de comedias.