walter luis

El arroyo

Cuántas veces he venido

a bañarme en el arroyo,

a colocar unas líneas

y en silencio disfrutar

las caricias de los sauces

con olor a verde nuevo,

las florcillas en los bordes,

sus perfumes en el aire.

 

Cuántas veces he buscado

en el silencio del alma

la milagrosa palabra

que provocara su sonrisa.

 

Fue tan vano mi mensaje…

A su alma no llegó;

no me ha mostrado su rostro

la sonrisa que anhelé.

 

No volví más al arroyo,

a su orilla de mi alma lo borré,

pero vientos de nostalgias

me trajeron.

 

Ya sus aguas se secaron,

ya no hay flores, y los sauces

quizás sirvieron de leños

al calentar un hogar.

 

Y de pronto, sin pensarlo

caminé hacia la tumba

en donde yace la niña

que no pude conquistar.

 

Supe entonces,

que sabiendo su destino

prefirió dejarme libre

renunciando al amor.

 

Pobre niña, pobre niña,

el amor no conoció,

sólo vivió el cortejo

de un lindo día de sol.