Lucy Quaglia

Canciones pobrecitas

Las canciones que yo canto

Son canciones pobrecitas,

Canciones de tiempo antiguo,

De cantos viejos de antaño

Que me perforan el alma

Cuando me miro al espejo

Y me recuerdan la piba

Debajo de este pellejo,

Que se reía y lloraba

Cantándole a las Auroras

En el patio de la escuela

Sintiendo el frío del tiempo

Subiéndose la bandera

Con el aliento muy blanco

Que me hace reír ahora.

 

Las canciones son pausadas,

Son tristes, son anheladas,

Las escondo de la vista

Por que no estoy arreglada

Para escribirlas ahora

Cuando casi no imagino

El ponerme a crear versos

Que puedo pensar mañana

A la hora del camino.

 

Las canciones se hacen tristes

Cuando la noticia llega

Que alguien que con el tiempo

Se hizo parte de mi vida

Se fue a buscar una estrella

Desde la noche dormida

Y la luna acorralada

Entre las nubes tranquilas

La mira pasar muy blanca

Volando por la cornisa.

 

Las canciones se retuercen

Y se van llorando solas,

No las ves ni las tocás

Ni las tenés que escuchar

Por si acaso te parece

Que te harán sentirte loca

Cuando te llegan tristezas

Que te suben a la boca.

Las podrías hilvanar

Para poderlas bailar

En el patio del lugar,

En la granja y el corral.

 

Si algún día me acordara

De levantarme temprano

Y me fuera sin apuro

A caminar por los campos

De la patria envejecida

Gozando la preciosura

De la amistad que se aguanta

Las chifladuras perdidas

De alguna amiga lejana

Que se fue de la Argentina,

Me pondría muy contenta

O lloraría de pena

Del beso que no se dio

O el cuento que no se cuenta.

 

Me quedaría tranquila

Y dormiría sin prisa

Hasta la tarde temprana

Buscando gente querida

Que encontraría sin miedo 

Y me pondría a mirar

Las cosas que van surgiendo:

Un caminar de verdad,

Entre la nieve que cae

Sin que se pueda evitar,

Y el manejar la oficina

Que me dan a organizar.

 

Si tuviera veinte años

Me sentaría a pensar

Las cosas que ya pasaron

Que no volverán jamás,

Las que se fueron tan lejos

Que no las voy a encontrar,

Acordándome de golpe

Para hacerme suspirar,

De cuentas que no cerré,

Ni que cerraría nunca

Por más que me cueste un pie,

Una mano, una cabeza,

O tu corazón que miente

Agrandando mi tristeza.

 

Mañana será otro día

Sin ninguna despedida

Y sin ninguna promesa.