A. Cuenca

Un camino incierto a caminar

Una gota ahogada va salando mi mejilla, y tras un llanto impotente,

...una orquesta de ellas, de mis ojos se despiden para siempre...

La música de mi espíritu se eleva y cae al precipicio,

...y como cientos de violines en un ritmo de euforia, 

afloran sentimientos nunca explorados.

 

Entrada ya la noche, la calma me despierta;

tirantes mis mejillas, ya sin lágrimas que secar, 

me arrodillo en la orilla de una playa,

que interpreta con sus olas el vaivén de cada vida en esta tierra; 

sereno y a veces tormentoso, el mar de alegrías y de nuestras penas...

 

El sol y nubes grises; parte del paisaje, 

y en medio de una noche a fines de otoño,

una brisa helada anuncia que ya es hora de buscar abrigo;

sin tus caricias ni abrazos, así ellas me hagan mucha falta,

sin motivos ni un camino cierto a caminar...

se siente lejos ese nido que alberga en su interior,

el sueño atrevido de por siempre convertirlo en nuestro hogar.

 

Hoy camino en soledad a pesar de tanta companía; 

y cada cual con su carga imaginaria,

viviendo sin pensar que nuestros deseos son ese castigo...

que nos condiciona a padecer la tristeza de vivir por siempre buscando sin lograr encontrar...

ese lugar...al cual poder llamar \"hogar\".

A. Cuenca.