Santiago Miranda

Los cachorros


El brillo en los ojos
la sonrisa soslayada
la cerveza helada entre las manos

 

La camisa descuadrada
los zapatos entierrados
la mirada atravesante del enamorado

 

Las reuniones imborrables
pasajeros de dolores
compañeros en la vida, confesores

 

Ninguno de nosotros jamás
dejó de ser un niño
cuando jugamos y reímos
eso no lo comprendimos

 

El estudio terminado
la angustiosa cesantía
ellos te lo advirtieron
fácil no era la vida

 

El primer hijo sobre tus brazos
levantarte de madrugada
todo el día en el trabajo
fugazmente imaginamos

 

La piedras que tocamos
las guitarras patalean
perduran ecos en la memoria
de una clase agotadora

 

Nunca te lo explicaron
los descuentos y el horario
las deudas que cubrieron
un horizonte se ha nublado

 

La casa es un lejano, sueño
llenado de mobiliario
innecesario, muerto tiempo en el trabajo
antes, te lo advirtieron...

 

No esperábamos un panorama favorable
nunca rogamos concesiones prioritarias
solo justas oportunidades
solo compresión encariñada

 

Han llegado los inútiles de Fellini en la pantalla
de Buñuel los olvidados, se recuerdan de mañanas
los cachorros de Vargas Llosa en la repisa de tus días
se amamantan, perdidos, se repliegan bajo sus barrigas

 

La cerveza entre las manos
los fines de semana
el stress te acorrala
pero jamás sobre el volante

 

Casi nos hemos estrellado
nunca te lo explicaron
estancado en la tristeza
las promesas no han llegado

 

La adultez, una proeza
una poema desgastado
una mano trepidante
los pómulos ya arrugados
fugazmente imaginamos

 

Todo el tiempo que ocupamos
en pagar las condiciones
de una vida no alcanzamos
a vivirla en sus descansos

 

El amor se ha quebrado
la continuidad se desmorona
la crisis que se alimenta
de la pena donde no hay gloria

 

Nos advirtieron antes
pero no de todo esto
nadie nos enseñó lo que era la vida
un mecanismo sin repuestos


Aprendimos, a perder
mientras nos alejamos lentamente 
fuera de las marañas del mundo
nos entregamos

En los albores de la muerte
los recuerdos se desbordan
descubrimos sin sorpresa
que ninguno de nosotros
dejo jamás de ser un niño
eso no lo advertimos