Retrato de múltiples rostros
mosaico de espejitos
cada uno recoge una lágrima 
y brillan.
¡Vaya que si brillan!
Me veo en esos rostros enmascarados
que se me cruzan en un centímetro 
máscaras de espejitos 
me veo sufrir en ellos 
y se aviva el dolor.
Retrato de lacios rostros
lívidos y estragados
a las paredes adheridos 
abotargados, entumecidos
del frío
del pueblo
en que nací.
El retratista ciego 
recoge lágrimas 
que penden de su dedo
las estampa con viento 
gallego
En la careta de los transeúntes 
ciegos 
de mi pueblo.
La chica arlequín 
de antifaz espejado 
refleja en sus espejos 
las venillas carmín
de sus párpados 
que embalsados
contienen duras aguas.
Bajo por la calle del medio 
de paredes sucias y desconchadas,
y me contiene la pendiente 
Y la multitud de rostros...
¡Qué penosos
suben!
Ya subí yo
antaño
aún me veo
reflejado
en la sombra prolongada
por un sol decadente 
que ambarina
de rayos de sol
atusada mi frente
de pliegues tristes
ausente...
Decía,
mi sombra 
longa 
Calle del Medio abajo
trae mi ser al pasado 
allí donde bebí 
entre borrachos de sombra negra
donde los naipes olían 
a coñac y a anís 
donde un eterno marinero
viejo, como todos,
en su máscara de espejos
nos enseñó nuestro hoy
¡Un sufrimiento !
Dijo así:
Así pasen años derribados
y las marcas indelebles
de vuestras sombras
en esos taburetes de boj
habiten-
Aproximó su máscara 
repleta de cristalitos-
¡Aquí permanecen los mismos vagos!
Reflejados en los mismos espejos.