Raiza N. Jiménez E.

Desvaríos.-

 

 

El amor no se extingue de mi alma y lo intento.

Todos los espacios están cubiertos de dudas y

quedan bailando en el aire, todos los deseos.

¿Será que el amor es todo, menos firmeza?

No me atrevo a elegir un asilo para mi alma.

 

Camino tímida cómo buscando sin encontrar.

¿Dónde podría poner todo lo que voy rumiando?

No hay respuestas a lo invisible, si no se siente.

He de encontrar la guía, he de recrear el cielo.

Alguien sabio me dijo, que allí, todo hallaría.

 

Condenas son las dudas cuando me acechan,

implacable es la conciencia cuando se entera.

Nada es más triste que no conocer la señal.

Que es preciso sentir para vivir, dicen los listos.

¡Ay, si yo pudiera vivir sin sentir, estos dolores!

 

Muchos me señalan y dicen que estoy loca…

Ante tales condenas, sólo rio como los locos.

En algún lugar impreciso escuché que los poetas

están condenados a vivir y morir en su locura.

No me aterra tal sanción, creo que nací penada.

 

Siempre, lloraba y cantaba, sin saber el porqué de

las lágrimas y si había motivos para tanta alegría.

Bailaba con desenfado hasta que algún curioso

en su propio desenfreno gritaba: “¡Muchacha tú

 estás loca!”... Como no estarlo, ahora, pensaba.

 

¡Ávidos están esos otros, por hallar en tus trances

las locuras propias, esas que se niegan a reconocer!

 

Raiza N. Jiménez/29/03/2016