El Corbán

EN DEFENSA DE JUDAS

Camina pesadamente

Mientras un recuerdo atormenta su mente,

Y es que traicionar a su maestro jamás hubiese sido

Su intención como ahora ha acontecido,

¡Pobre alma miserable!

¿cómo traicionaste al admirable?

Pensabas, dice la escritura, que no lo iban a atrapar

¿Acaso, pensaba tu mente, \"solo lo van a incomodar\"?

En Galilea intentaron apedrearle

En Jerusalén matarle

Y nada pudieron hacerle

Pues ni a los ojos pudieron mirarle.

 

Le ofrecieron treinta piezas de plata

La escritura así lo cuenta y relata,

¡Jamás traicionarlo él quiso hacerlo!

¡Imposible! Su mente le decía, no podrán vencerlo,

¡Pobre humano que quiso tener algo de provecho!

Cegado por la codicia fueron sus hechos,

Ahora corre para corregir su error

Con su mente llena de angustia y terror

\"¡yo vendí sangre inocente!” a los sacerdotes decía

“¡suéltenlo!” su voz reclamaba y se oía,

“¿Qué nos importa a nosotros” respondieron

“Allá tú” y a su alma de dolor vistieron,

 

¡Corrió el desgraciado!

Calló a los pies de su maestro abrazado,

\"¡sálvate maestro!\" Suplicaba amargamente

“Yo cubriré tu escape”, pensaba su mente,

Levantó sus ojos para mirar al martirizado

Y no soportó la mirada de amor a la que había estado acostumbrado,

Escapó y fue su remordimiento

quien lo llevó a quebrantar el sacro mandamiento

“No matarás” decía el decálogo bendito

Y terminó en la historia cual traidor maldito,

Aunque antes discípulo amado había sido

Predicador, milagrero y de Jesús había sido convencido.

 

Ahora lo juzgan como vil y traidor

¡Piedad! solo es otro pecador

Que un solo error en su carácter tenía

Incluso sus compañeros como discípulo idóneo lo tenían

Casi perfecto en su carácter él era

Pero como víbora que, a su presa espera,

Un solo defecto usó el maligno para destruirle

La codicia, su pecado era, y lo usó para invitarle

Al infierno en vida fue conducido

Y no se dio cuenta, hasta que estuvo vencido,

¿Cuántos defectos tienes tú para atreverte a juzgarlo?

Si como Judas o Pedro imposible crees, al maestro puedes, negarlo o matarlo.

 

Yo múltiples defectos tengo

Por eso, de Judas, esta defensa sostengo,

No lo libero de delitos

Solo a contemplar lo humano que era les invito,

¡cómo nos encanta ser los buenos!

Cuando historias y cuentos leemos,

Pero cuando nos proponen empatía con los malos

Ofendidos nos contemplamos,

Nos encanta juzgar los defectos ajenos

Pues siempre nos creemos más buenos

Judas mejor de lo que creemos era

Aunque hoy duerme... mientras su condena espera.