Carlos Brid

PEREGRINO

 

Y entonces fue el viento,
que llevaba las coplas,
que poblaba de sonidos 
los senderos solitarios.
Fui viajero y testigo,
de los milagros albos
cuando el sol comenzó a pintar de oro,
los campos cuajados de rocío y verde.
Fue allí que supe,
que era hijo y campesino,
de la tierra buena 
y de la siembra eterna.
Tengo los secretos de los hombres,
y la llama prestada,
que cuido con desvelo.
Ese es mi destino...
ser peregrino

intermitente y buscador

y cada aurora limpiar

las yemas  heridas

y seguir escarbando

donde la pupila se pose

creyendo que aquí

terminará mi derrotero

de nómade alucinado.

 

Carlos Brid