Sokolnikoff

Todo

Nada como tu resplandeciente rostro
con ese pequeño barrito,
que seguro te molesta a cada ratito.

 

Nada como tu perfectamente alisado cabello,
que se enferma de almohadazo,
todas las mañanas.

 

Nada como tu inigualable risa
que profieres al aire
sin algo de vergüenza.

 

Nada como tus delgadas cejas
que cualquier objeto ciñen,
para no apartarlo de tu vista.

 

Nada como tus finos dedos
en tus manos ausentes de sudor,
que juras engordan al perder su adorno de color.

 

Nada como tus labios despintar
dejarlos rosas, al natural
mientras en los míos, se queda el carmín
                                           de tu labial.

 

Nada como tus sublimes ojos
y mi grado de ceguera,
que me impide con certeza
de tus iris saber la definición.

 

Y me encantan.
Que esa pregunta sin repuesta se mantenga
para que así, cada que te vea,
un tono diferente me presentarán.

 

Nada como tus crisis y problemas
cuando sientes que te pierdes
que, aunque mucho nos acercan
en gran medida te confunden.

 

Nada como todo lo que te conozco
y todo lo que me falta ver,
nada como tus imperfecciones y todo lo bello
de tu cuerpo y alma de mujer.
Nada como todos los martes verte
y durante toda la semana
                                          no dejar de quererte.