Uno debería permitirse más a menudo estrellarse,
estrellare con las paredes de su alma tratando de conocer sus propios extremos
Y estrellarse con otras almas y conocer que hay allí, en lo secreto.
Uno debería permitirse recorrer caminos asolados y perderse
Y planear viajes con muchos años de anticipación.
Uno debería permitirse equivocarse más a menudo
Y ensuciarse las botas con el fango que deja la lluvia
Causada por nuestras propias tormentas.
Uno debería permitirse lanzarse al vacío sin paracaídas
Sin frenos y disfrutar más de la vida sin tanto miedo.
Uno debería permitirse saltar más charcos
y olvidar premeditadamente la sombrilla
Uno debería permitirse soltar lo que lo amarra al pasado
Liberarse de esas cargas viejas que no dejan avanzar
Uno debería permitirse desvelarse en las noches mientras sueña despierto
Y renunciar a los recuerdos de lo que pasó aquella vez y de los “¿qué tal si…?”
Uno debería permitirse correr en contra del viento solo porque si,
Sin explicaciones lógicas de porque se nada contra la corriente solo por anhelo de saber que hay en la otra orilla.
Uno debería permitirse tantas cosas, tan seguido, pero estamos aquí en un mundo tan hipócrita y tan reprimido que más fácil hubiera sido hacer una lista de lo prohibido.
Aun así, uno debería…