luisa leston celorio

SEMANA SANTA, DÍAS ETERNOS DE DOLOR.

 

Transitan penosamente seres humanos por el particular Gólgota
en busca de un suelo que les acoja.

Huyen de guerras, de hambre y miseria con su cruz a cuesta.
Sus calvarios no terminan, el hambre y el frío agotan sus vidas.
Son despojados de sus prendas y se las sortean entre los magnates usureros, indignos seres que se hacen llamar caballeros.

Es como hiel el agua que su sed apaga, agua de arroyos y charcas que les amarga en la garganta produciéndose agónicos vómitos.
Las púas de las alambradas se les clavan como lanzas en sus cuerpos cansados y doloridos. Son como lanzas que atraviesan sus pechos. 
Burlas a sus pasos, zancadillas y ultrajes son las ayudas que reciben.
Sólo almas compasivas como la Verónica intentan enjuagar sus rostros Y los soldados como a ella le apartan con enojos.

Caen y se levantan, tropiezan y tambalean, pero su cruz nadie por ellos la lleva.
El corazón como el cielo se abre de dolor a quienes aún les queda un poco de amor, mas a los poderosos se les abre, pero para llenar de tinieblas sus corazones faltos de razón, ya no digo faltos de amor, porque ese don no conocen, porque les falta corazón.

¡Oh Jesús! ¿Cuándo dejaremos de crucificar a nuestros hermanos? ¿Cuándo dejaremos de crucificarte en sus cuerpos?

En todos los hermanos que menospreciamos se repiten Tu historia.
Tú clamaste al padre:- Perdónalos Señor que no saben lo que hacen-
Me atrevo a decir Señor, que estos sí saben lo que hacen, por eso pido que vivan en sus propios cuerpos el penoso calvario hasta el Golgota, y una vez alcanzado el cruel dolor del miedo, del terror de los que hoy sufren sus desprecio sean ellos quienes les conceda el perdón.

Luisa Lestón Celorio