EL CABALLERO DE LAS LETRAS

TRIBUTO PARA UN NAUFRAGO

Arribé bajo el mástil
de algún puerto.
Donde mi carne se penetró
en el vacío de lo que me espera.

Sobre tu cuerpo zarpé sin vela
para naufragar contigo.
Arrastrando así una tras otra
la luces de lo recóndito,
impredecíblemente nuestras,
que lo saben todo.