Teodocio Potes

Ojo muchacho con algunos adultos

Ayer vi ojos que me miraron con deseo

como queriendo besar con sus pupilas

el bulto de mi entrepierna adolescente.

Ojos de adulto, de varón ansioso,

como para terminar de complicar la bruma

que rodeaba el despertar de aquel mocoso.

Ojos hubo que se agacharon vergonzosos

dejando en los labios y en los puños

las ganas de lanzar la retahíla

de madrazos y palabras insultantes

contra aquel adulto varón atravesado.

Ojos hay hoy que se posan con cuidado

sobre la esbelta figura de un mancebo

ojos que se cierran y recuerdan

que tal vez en la mirada de esos otros

como en los míos no hubo nada

ajeno a un no se que curioso

muy distinto a un deseo lujurioso.

Ojos atentos, no acuséis de prisa

pero tampoco os confíes en demasía

pues los hay que con su mirar delatan

a la persona enredada en su manía.