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Y llegó en burro a la ciudad,
Un día domingo de ramos,
Cuando la gente llena de felicidad,
Lo recibió con ramos en manos,
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Jesús de Nazaret, el verbo en carne viva,
Quiso que su pasión llegara al cielo,
Cuando su clamor se escondió y se vío su herida...,
Más contundente como sus llagas sin hielo,
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Y embarcó la crueldad su destino,
Cuando lo apresaron a su camino,
A Jesús, el hijo de Dios, en misericordia infinita,
Cuando todo en la vida aún, yá estaba escrita,
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Y triunfó un viernes a la hora nona,
Cuando se hizo espíritu su cuerpo herido,
Cuando Dios y sus ángeles lo abandona,
Para hacer cumplir lo que yá estaba escrito,
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Y un domingo resucitó en cuerpo y alma,
Cuando su fe no quebrantó lo que tenía Dios destinado,
Y dijo, que regresaría cuando vendría luego,
A cumplir el fin de este mundo sin paz ni calma,
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Postrado en la cruz, Jesús de Nazaret,
Como una fuerte y temible alacet,
Se levantó de la muerte y regresó,
Y subió a los cielos y se sabe que nos amó.
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