Lebusla

SE OYE LA SOLEDAD

SE OYE LA SOLEDAD

Se oye la soledad en los vagones
que aúllan cual lobos sobre los rieles
que se internan en la intifada noche,
y la locomotora del recuerdo
los hala hacia la estación inasible
que habita en el cristal de mis neuronas.

Que imitan perros invisibles que
deambulan sorteando a la gente
también imperceptible que camina.
Gente que acarrea sus propios trenes
y vagones sombríos entre sus
pechos abúlicos, que se entretiene
y habla, que para y que siguiendo calla
para escuchar de los postreros pájaros
el canto de agores de la rutina,
entre la soledad de los vagones
que aúllan cual lobos sobre los rieles
que se internan en la intifada noche.

Son pájaros que buscan sus nidales
gorjeando sus últimos acordes
del macilento día que se agota,
llevando entre sus picos alimento
el que ansiosos esperan los pequeños
polluelos, que ávidamente deglutan
y que luego callan para dormirse
entre la soledad de los vagones
que aúllan cual lobos sobre los rieles
que se internan en la intifada noche.

Lebusla
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