Alejandrina

ESPERANDO EL OTOÑO

 

Se aproxima el otoño amor

el verano ha empacado sus cristales,

su grave  acento de polvo y fuego.

La alta fronda va mudando su piel reseca

y al girar sus páginas el grimorio de los tiempos;

estalla la diáspora verdina

junto al elevado prodigio de los pájaros.

 

Amo el otoño

y su gregario vuelo de espesura,

como amo las primicias recogidas

en nuestras manos…mi amor

esta lluvia ligera

como un suave péndulo de alturas;

cigarras de ámbar

eslabones de cuarzo

¡hay gramos de Dios en cada gota!

 

Tus ojos en sepia

sostienen un mundo a media voz,

de hondos suspiros.

El tiempo ha callado su vocablo

y nos conmueve en un abrazo silencioso

pero tú amor, pones un susurro en mi aliento

y mis manos van creciendo de sosiegos,

como tiernos cabellos se diluyen en tus pómulos

se apoderan de tu boca

para que no se escape mi nombre.

 

El vino se ha llenado de copas,

echo de desnudez y de amor

acelera el pulso de la tarde.

¡Este es nuestro balcón bajo el cielo amor mío!

 

Enredado en sus caireles

el viento

arremolina las estrellas del sauco

al fondo del jardín.

En el viejo columpio

se mecen las trenzas de la soledad

y en su vaivén impávido van cegando el cielo,

ya maduros los frutos  de las nubes

licenciosos descienden a la tierra.

El jazmín en un pacto con la lluvia

nos brinda la promesa

de alcanzarnos un mañana

con su milagrosa sonrisa

de dedales blancos.

 

Y es que yo te esperaba

desde antes de estas cosas amor,

tus besos nómades se disuelven en mis mejillas

y siempre vuelven tus pasos

en el traqueteo de la lluvia.

 

Las alondras del peral

se han dormido en la corteza de su abrigo

y tú tan mío de nuevo

transitas en las cuerdas de la ausencia,

por los hilos del agua...

dejas al borde de mi copa los signos ocultos de un beso

¡es que eres tan mío!

como los viejos dolores

como estas lúdicas semillas

que vienen nuevamente

anidar entre las hojas

como el bendito sueño de las hadas.

 

Alejandrina