No hace falta el jaspe para idear tu belleza,
hace falta el letargo para mis noches frías;
obran ausencia, tus ruidos, con mera tristeza;
hacen falta tus noches para curar mis días.
No hacen falta palabras para decir «¡te quiero!»,
hacen falta tus ojos para sentirme vivo;
no hace falta la fermosura de Venus y Eros,
hace falta palparte para sentir tu respiro.
No hacen falta carreteras para caminar,
no hace falta el pretérito para continuar;
hacen falta tus manos, tus piernas y tus pies.
No es deficiente el ayer, para decir te amé,
no es insuficiente conjugar el verbo amar,
faltará un pendiente para decir «te amaré».