A veces el corazón sufre más de lo debido,
pero es terco mi corazón y no puede olvidarte
eres mi pasión también mi sueño indebido,
por eso es que nunca dejare de amarte
No sé hasta cuándo será mi martirio,
y duermo en la noche pensando en tenerte,
y tanto soñarte se vuelve en delirio,
pues no tengo fuerzas para seguir sin verte
Por eso te pido déjame mirarte,
y tener en mis manos tu amorosa alma,
deja tu cuerpo al lado mío para sentirte.
déjame acariciarte para vivir en calma.
Déjame que sienta mis labios tus besos,
déjame callado pronunciar tu nombre,
déjame en la soledad elevar mis rezos,
déjame a solas llorar como hombre.
Déjame que empuñe en mis manos tu afecto,
que mis ojos tiernos te vean partir,
pues este amor a ciegas es un gran secreto,
que ira con nosotros hasta el morir.
Me dices entonces que debo dejarte,
que callen mis versos y llegue la noche,
que me marche entonces y vuelva a soñarte,
y el recuerdo quede cerrado con broche.
Pero déjame amor que te siga amando,
como lo hice desde que te conocí,
hoy mis labios te nombran y sigo pensando,
que no podre jamás vivir sin ti.
Qué más puedo decirte ¡oh! amada mía,
si te extraño cada día cuando tú no estás,
que es grande mi cariño y eres mi alegría
por eso te digo:- amor cuando volverás.
Autor: Federico Mendo
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