Antonela Chiussi

Caigamos

Caigamos. Sigamos cayendo. Que el fondo parece arrimarse pero no llega aún.

El vértigo consume el estómago. El viento resopla la cara y seca los labios, la lengua se vuelve áspera.

Caigamos. Con los pies, con los codos, de rodillas.

No contengamos el grito, que desborde la garganta y se haga oír. 

Caigamos. Con el alma y con los huesos.

Seamos plenamente, devengamos precipicio.

Luego.

Que el impacto nos vibre las vértebras, nos sacuda el sacro y nos resuene el cráneo. Que se muevan los hilos y el sonido brote por los poros.

Aterricemos en lo más profundo, más allá del pavimento, de la tierra y del agua.

Y.

Transformémonos.