Cuando la luz de la aurora levante
al gallo, vagabundo y matutino;
y entone al cielo un canto cristalino
se ocultará, la luna por menguante.
El firmamento lejano y radiante
sobre el azul marino está dormido,
y tu pecho es un jardín florecido
de lirios, y claveles palpitantes.
El fuego con su llama arrasadora
purifica la tierra en un instante,
y la lluvia es frescura seductora
para un sediento corazón errante,
que entre dardos de amor, a Dios implora;
renazca en ti, el cariño que yo plante.
Franklin Joel Blanco Aparicio.
Villa de Todos los Santos de Calabozo.
Venezuela.