Carlos Brid

SIEMBRA

SIEMBRA

Amanece y crece mi premura
tiembla el barro seco y opresor
y roto el sortilegio, emerjo osado
con las raíces rebeldes, furiosas.
Se acabó este conjuro de hielo
de barrotes oxidados, de gritos.
Despierta el aura virgen y descubre
el pan del día y el sosiego
el cadencioso hormigueo
que precede al incendio
el galope y el fragor de la sed.
Vuelo entre la polvareda que sepulta
las esquirlas del fracaso y se hunde,
y queda olvidado en los pajonales de nadie
Y la luz, la blanca estela barre la oquedad
y como la última sorpresa de Pandora
sale junto a la esperanza, el escarmiento.
Así con el tesón del estigma
dibujo
un nuevo suelo, con muros bajos
con lejanías donde se presumen
carnosas tardes y rosadas colinas,
y selvas que incitan
con callejuelas de cielo
y miradas sin culpa, apresuradas.
Y en la avidez del instinto
entrego todo mi canto, todos mis versos
para acoplarme a tu húmedo paisaje
de campesina con cabellos de fuego
tributando toda mi siembra fértil
que no es tan tan poca, que no espera.
Quiero ser labriego y colono
entre los surcos de tu piel
de tus aromas, de tus flores
para que ya no escondas tu secreto,
para que ya no guardes tus anhelos
Para que los brotes del estío calienten
esta vida que aun fluye torrentosa
con sus múltiples razones ,
y a veces también con sus caprichos.