Alexander J. Montero

Las nubes en las alas de Pegaso

Busco en las cosas que otrora has tocado
La textura suave de tus palmas y el tacto de tus manos.
Busco en el aire el palpitar lejano de una mariposa
Que a mil distancias ya se ha posado.
Busco la forma de las nubes que ya hemos mirado
Las horas que han caído con la lluvia
Y al sol que miro en las pupilas de ambos el mismo pecado.

Rozo con las yemas de mis dedos las pastas de los libros
Que sobre tus manos durmieron,
Buscando como perro algo tuyo que en ellos se haya quedado,
Nunca encuentro nada solo el recuerdo
Que ahora parece cansado. Siento el llanto en los huesos llorando,
La falta que me hace tu sombra
Y los días que ya no estoy contando.

Busco tu mirada extraviada y cautiva en los reflejos de mis propios ojos,
Una chispa que sobreviva encendida en mi cuello
O en mis labios, el aroma de tu pecho escondido en alguna lagrima
O en el roció de mi piel al tratar de hallarte en otro cuerpo.

Aun no he aprendido a estar ausente
Buscando en las cosas que otrora has tocado
La textura suave de tus manos y el calor del rayo.
Busco en las alas del Pegaso las nubes que ya hemos mirado,
Busco en la constelación mas reciente
Alguna huella que hayan dejado tus pasos,
La sangre en los ojos de la serpiente y a mí alma
En alguna estación que ya hayas olvidado.
Aun hay carne dentro de este corazón de piedra
Y la esperanza de que no te hayas marchado con la espuma
A dibujar pájaros que se mecen en las dunas
Espumosas de la alegoría de mi vida.

Rozo con las yemas de mis dedos las pastas de los libros
Que sobre tus manos soñaron,
Buscando como alma perdida algo tuyo que en ellos se haya quedado,
En esta copa servida con vino marchito
Tu aliento que constriñe mi herida y al pasado tan eterno echo pedazos.