GuillermoO

Quedarse solo

 

Investígame la boca

y verás las marcas de los besos no dados.

 

Yo que tatué tus ojos en el árbol sereno que da a mi casa,

y que te di de beber por gotas para que el amor durara lo que el mar,

conservo para tí la nube parca y el temblante viento,

y las magníficas flores que derrocharon sus ansias

al ver el flujo de tus ojos celestes.

 

Nada.

Ni el contorno de tu cuello cuando lo moja la lluvia

podrá decir

cuánto yo te quise.

 

G.C.

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