Santiago Miranda

Propiedad y amor

El amor en su falta nos solicita

a tomar un otro como propio

estado de agregarlo al dominio como si

fuera un objeto, una propiedad su-jeta

amor y libertad no son

palabras que se toman de la mano

paseando por la misma

cadenciosa sentencia

 

El amor que pide a un otro es anti-revolucionario, reaccionario, conservador

Demoledor de las estructuras restallantes de tempestad que azota la acera

Como una lluvia, una gota, es solo una caída proveniente de otro cielo, así caemos

Pero que le vamos a hacer. Si es lo que pide nuestra naturaleza ensamblada

O lo que pensamos que esta pide (o lo que creemos que pensamos y leemos en poemas, que son  incomprensiblemente feos: fríos, desalmados)

Es que lo pensamos por que ya lo hemos sentido, en algún fondo, de algún espacio óscuro

Pero nunca nombrado, por carecer de apodo, por esquivar los signos, como los óculos a las luces negras

No se trata del encuentro hombre-mujer y sus extrañas posibilidades actuales, juegos teóricos de generós ficticios

Se trata del uno a uno. Del llamado personal. De su nombre y el tuyo

No se aman a dos personas como se ama a uno

No se ama a todo el mundo si todo el mundo no remitiera sino en su esencia

A uno.

 

El celo es la evidencia del egoísmo del amor

El amor en su esencia vulnerable, rostro humano

Lo vemos como negativo y peligroso

Mejor es pues no sentirlo

El celo es miedo a perder algo que se considera indispensable

El verdadero amor siempre es indispensable

Hasta que se pierde

Y con ello también nosotros descarriamos, dando tumbos como si no fuéramos

Objetos

Somos objetos

También rodeamos el mundo ocupando un espacio

Peor aun más frágiles y volátiles

Que las cosas duras, que las cosas silenciosas

Que entienden el silencio por haber nacido antes del tiempo

Que no conocen la angustia y el precio

Desaparecemos antes que los materiales carentes de belleza

Indestructibles, indesterrables, exorbitantemente inmortales

Que cubren la tierra

Peor aun más duros de la testa

Somos presos de la estadísticas

Mano de obra barata de invisibles estados

Donde la violencia económica ha diezmado

El espíritu que una vez hubo amado

Somos los conservadores caducados

Propietarios indiferentes de algo que nos ha dominado

Que no hemos alcanzado, de estar tan preocupados;

El objeto amado