Lalonganiza

XIX - El rayo que no cesa (Miguel Hernández)

Yo sé que ver y oír a un triste enfada

cuando se viene y va de la alegría

como un mar meridiano a una bahía,

a una región esquiva y desolada.

 

Lo que he sufrido y nada todo es nada

para lo que me queda todavía

que sufrir, el rigor de esta agonía

de andar de este cuchillo a aquella espada.

 

Me callaré, me apartaré si puedo

con mi constante pena, instante, plena,

a donde ni has de oírme ni he de verte.

 

Me voy, me voy, me voy, pero me quedo,

pero me voy, desierto y sin arena:

adiós, amor, adiós, hasta la muerte.