¡Cuán llena está la vida de cosas que inquietan el espíritu del ser que quiere vivir intensamente! Desde artificiosas emociones o encantos naturales, hasta vanidades extremas, pero el amor es la esencia de la vida; es la razón por la que Dios creó al hombre sobre la faz de la tierra; porque Dios mismo necesita del amor.
Que no se desperdicie la vida buscando dinero como fuente de dicha; que no se llene el vacío de un amor que no se tiene, con la emoción de saltar al vacío colgado de un paracaídas.
Sin amor, al final de la emoción, siempre se regresará al mismo punto: a la soledad.