Jesheral

A DAMIÁN CARMONA.

Soldado del quinto batallón de infantería

cumplía su turno como vigilante

la lucha no paraba ni un instante

en la batalla que ocurrió ese día.

 

De pronto, la explosión de un artefacto,

una esquirla le destroza su arma

y él con disciplina, sin alarma,

le grita al superior ante este acto:

 

-¡Cabo de cuarto! ¡Un fusil, estoy desarmado!

Este ejemplar militar deja para la posteridad

lo que es servir con lealtad,

a la Patria y al pueblo amado.