Diaz Valero Alejandro José

Historia de una libélula llamada Geisy (Cuento)

 

 

Geisy era un insecto volador muy tranquilo que le fascinaba sobrevolar sobre los charcos de agua. Era una libélula.

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Ella sabiendo lo que era estaba conforme con eso, aunque era menos colorida y menos hermosa que las mariposas. Geisy se sentía feliz aleteando y aleteando de una manera distinta, pues no quería que la confundieran con aquéllas.

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-           Soy una libélula, se decía; las mariposas serán hermosas, pero yo soy otra cosa.

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Cada mañana Geisy salía a realizar su alegre vuelo y siempre se encontraba con las mariposas a las cuales saludaba muy amistosamente y aprovechaba para observarlas y de esa manera no hacer las cosas que éstas hacían, manteniendo el firme propósito de ser siempre una libélula.

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Mi cuerpo es de colores, como ellas, pero debo ser distinta, decía Geisy muy decidida, por eso nunca se aproximaba a las flores porque como saben, allí es donde se posan las mariposas.

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¿Y qué haré con mis alas? Se preguntaba nuestra libélula con manifiesta preocupación.

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Un día Geisy entró a la iglesia del pueblo, encontró que estaba abierta y entró por curiosidad y vio a toda la gente orando, inclinando su cabeza al suelo y en ocasiones levantando su mirada hacia el techo. Para no sentirse mal hizo lo mismo y oró a Dios que le diera fuerzas para ser distinta a las mariposas y al levantar su mirada, vio en los vitrales de la iglesia la forma de sus nuevas alas que como un hermoso milagro cambiarían su vida.

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Y cuentan que cuando Geisy salió de la iglesia iba con un vuelo muy rápido, uno de los más rápidos de los insectos voladores y sus alas, ahora transparentes, destellaban a la luz del sol, por lo que se sintió muy feliz y agradecida de haber logrado lo que siempre había soñado.

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Autor: Alejandro J. Díaz Valero

Maracaibo, Venezuela