Salvador Durán

Realidad.

La juventud es un puño de alegrías
ahogándose en el mar de la amargura.
Vida mía, tomárte de la mano garantiza 
casi siempre la felicidad de uno.

Ámame eternamente en el secreto
de nuestra asfixiante juventud,
aunque sea un poquito, poquitito,
para que valga mucho la existencia.

Para que valga poco la existencia
vete y dejarás morir a un pobre hombre.
(Uno de todos los hombres del mundo
moriría sin ti.  Ese soy yo).