Quiero confesarle que
estoy un poco enamorado
¡De usted! Me trae ilusionado
y con el corazón poco destrozado.
Me quiero enredar en sus
mechones verdes y dormir
en las puntas de su cabello.
Admirar los arreboles de sus mejillas
y apretarlas hasta que se tornen amarillas.
Se llamaba alma,
como el objeto que se lleva de mi cuerpo
en un suspiro suave y lento.
Alma como mi esencia que arrebata
con cada palabra que prolifera
y en la boca se pierde, qué ingrata,
un beso que debería ser mío.
y entre sus ojos
suaves, negros y fogosos
también se iba el alma mía
también por las noches no dormía
también por las noches no sufría.
La admiraba al despertar
Desde el rayo matinal.
La admiraba despacito,
y la quería dentro de un grito.
La quería al anochecer
Entre nuestras charlas sin haber.
La quería al alba
yo quería un alma.