Luis Burgos de León

El veneno, el antídoto.

No sé porqué, pero te sigo viendo,

te sigo recordando cada momento.

 

En el viento que mece los árboles,

árboles de copa blanca y verde.

En cada uno de sus azahares,

que por nos nacieron en diciembre.

 

En ese mar revuelto del aire

que en las noches agitado fuertemente

golpea de mi ventana los cristales

como golpea tu imagen mi mente.

 

Y no entiendo por qué juego a atacarme

con aquel recuerdo doliente

de tí, de  verte salir y marcharte,

marcharte y nunca más verte.

 

Al fin y al cabo, se necesita

de la serpiente el veneno

para el antídoto cuando te pica.