Alejandro

Sin la luna

Se escuchó un suspiro de luna,

la noche helada, muerta,

el viento ausente

y el rocío hecho ceniza.


Se oyó un violín en requiem,

un estruendo agrietando la calma,

la vehemencia de una sombra macabra

de un demonio abandonado.


Y sin la luna esgrime sus ojos,

profundos, vacíos, eternos,

siendo sólo un pelanas

sin ofrendas al tiempo.


Le duelen todas sus almas,

le duelen todos sus años,

le duelen todos los cantos,

le duele su amor, mas no sus pecados.


Y viajar sin la luna por las noches

es un juego perverso

en el que pierde la voluntad

de ser parte del universo.


Y se encuentra atrapado

en una existencia maldita,

no por pecados, no por demonio,

estar vacío de amor es su agobio.


Ya no agrada de disuadir a los hombres,

no hay quien compre su alma,

maltrecha, disgregada,

¿pudiera alguien comprender la lágrima

que se desprende de su mirada?