Pepe Pnca

100. RELATO

100. RELATO

 

EGOS Y MANÍAS

 

Me persiguen fantasmas todas las noches, mientras envela trato de apaciguar la mente se presentan inclementes a perturbar mi tranquilidad.

El primero de ellos mi alterego triunfador, el mezquino y despreciable a decirme y hacerme recordar todas aquellas desiciones que he tomado que me han llevado a ser un fracasado según él; me dice que si hubiera sido codicioso y amante del dinero fácil y hubiese humillado a quienes lo merecían en su momento tal vez no estaría en mi actual situación.

Lo único que puedo decir es que de nada de lo que he hecho y dicho me arrepiento porque según sea malo o bueno algo he aprendido de eso: vivir mi vida intensamente sin importar el que dirá de la gente, disfrutando cada momento como si fuera el último, sin tratar de dañar a nadie.

Al segundo a el soñador, el introvertido, el callado el que se guarda todo y que reacciona impulsivamente ante cualquier dificultad. Me recrimina por haberlo condenado a no expresar sus emociones, a guardarse todo y soportar su cruz silenciosamente.

Trato de animarlo pues una parte de él es mía, también, le digo que solo he sido el culpable de lo que pase en mi vida. Le tomo del hombro y le levanto la cara diciéndole que a partir del momento no tiene porque permanecer callado pues hay momentos para bajar la cabeza y reconocer las faltas, pero hay otros en los que la voz se debe hacer sentir para que el alma descanse.

El tercero, el poeta, el inventor de historias, el desvariado; me reclama porque en el olvido he dejado el montón de historias inconclusas, poemas que han sido y que ya no serán. Me mira de reojo y con una expresión de sorpresa y tristeza me dice que lamentablemente todo lo que he sido, más me aleja de él.

Es una parte de mí que no voy a dejar morir, le digo consolándolo, he sido y he tomado el camino equivocado pero mientras Dios siga dándome la oportunidad de vivir lo seguiré intentando una otra vez hasta poder encontrar el sendero al camino del éxito en mi vida.