Letonian

La ultima vez que la vi caminar. Segundo Capitulo de Tres

Invitación

…las cosas que espera uno no siempre son las que más desea…

 

Me pase toda la tarde de ayer sentado en la banca en la que la encontré, “planeando” lo que diría y los temas que tocaría al hablar con ella, pero sabía que a final de cuentas esto no tenía caso, pues si ella no se interesaba o cambiaba de tema repentinamente no tendría nada que decir, así que solo decidí dejar que fluya.

 

Llego la hora acordada y yo ya me encontraba listo, vestía mis mejores ropas y me perfume, cosa que rara vez hago. Me paré en la ventana, esperando a verla llegar para acercarme a ella, pero pensé; “se verá muy acosador de mi parte, mejor la espero en la banca”.

 

Salí de casa para esperarla, apenas abrí la puerta y comenzó a hacer un aire tremendo, casi parecía una tormenta, pero eso no me detuvo, salí caminando entre el fuerte aire para esperarla en la banca.

 

Cuando llegué a ella, me dispuse a sentarme, pero al alzar la mirada vi que alguien se levantaba, no alcancé a distinguirla, pero divisé una mano extendida frente a mí, la tome para responderle el saludo.

 

Los ojos se me despejaron por un cese del aire, voltee de nuevo para ver a la cara a la persona a la cual saludé, y una espectacular sonrisa fue la que deslumbro mi mirada; era Marlene.

 

Marlene vestía un vestido largo que la hacía ver hermosa, y a pesar del aire este no se alzaba, pero me pareció extraño, pues era un encuentro casual, no había, o al menos no veía la necesidad de lucir un vestido largo para la ocasión.

-Hola, ¿Cómo estás?

-Hola, bien ¿y tú?

-Muy acarreada, ya que me dirijo a una fiesta, y venía a decirte que si me quieres acompañar, ¿Qué dices?

Me puse a pensar un poco, pues por la vestimenta que llevaba parecía una fiesta elegante, y yo no contaba con un traje de etiqueta, ni siquiera una camisa de vestir decente -¡pero! No tengo nada que ponerme, no suelo vestir elegante.

-No importa, no es necesario ir elegante, solo es una fiesta sencilla, bailamos, platicamos y nos vamos, ¿te parece?

-Está bien, vamos.

-Muchas gracias, no tenía nadie con quien ir y ayer me caíste como caído del cielo, necesitaba a alguien que me acompañara pues no quería ir sola.

-Y ¿Por qué me elegiste a mí para acompañarte y no a alguien que conocieras de antes, o que siquiera supieras cómo es?

-Es que el motivo de la fiesta es conocer gente nueva, y… a ti te quiero conocer y tal vez, solo tal vez, llegar a ser amigos.

Mi corazón palpitaba desenfrenadamente, no sabía cómo reaccionar, si alegrarme y decirle que me alaga, o sentirme menos al pensar que solo me pedía acompañarla para no sentirse sola por que no encontraba a nadie más. Pensé, fui si última opción, ¿por qué no me dijo ayer que tenía un compromiso el día de hoy?, ¿Por qué esperarse y decirme hasta ahora?

 

En mi cabeza rondaban muchas ideas, unas buenas otras malas, pero no dejaba de pensar que era una gran oportunidad para conocerla más, además, ella también quiere conocerme, sería una descortesía de mi parte si no aceptará, y también pues ella sola fue la que me ofreció acompañarla…

-De acuerdo, ¡vamos!

-¡Muchas gracias! Quería estar con alguien en esa fiesta, pues todas mis amigas irían acompañadas por sus novios, así que tengo que pedirte de favor algo.

Ya sabía hacia donde se dirigía eso, por un lado no me molestaba, pues solo era un favor, pero por el otro lado me sentía usado, como un objeto, pero deje que mis pensamientos pasaran de largo y acepte hacerle ese favor –está bien, lo hare, pero con una condición.

-¿Cuál?

-No quiero que empiecen las cursilerías, nunca me ha gustado andar de meloso con alguien.

-¡Genial! Ni a mí me gusta eso, me desespera ver a mis amigas a beso y caricias a cada momento, además de que es incómodo.

 

Detuvimos un taxi para irnos con rumbo a la fiesta, y debido a que ella era la que sabía la dirección, ella le dio las indicaciones al chofer, pero sentí que lo decía en un tono que no me pareció, de una manera como si el hombre fuera un plebeyo y ella la reina.

 

Llegamos al lugar, bajé del auto y abrí la puerta y le di mi mano para ayudarle a bajar, pero ella ignoró mi gesto y bajo por su cuenta, lo cual no me agradó. Lo deje pasar por lo bella que se veía, además de haberme regalado una sonrisa.

 

Entramos al recinto, ella buscaba sobre el mar de personas acumuladas en la pista de baile a sus amigas, o al menos eso pensé, pues en realidad estaba buscando a su ex, de principio no me importo, pues seguía teniéndola a mi lado tomada de mi brazo, pero cuando lo vio, ella me dejo abandonado y fue a buscarlo, y después de dar unos pasos recordó que venía conmigo y volteo;

-¡Ven! Te quiero presentar a alguien.

La seguí para no verme ardido -¿A dónde me llevas?

-¡Tu ven, no seas tímido, es un amigo que quiero que conozcas!

Al parecer me equivoque, era solo un amigo.