ALC

Tú, en mi mundo

El alba creciente, en la ventana,

Azulona, purpúrea, rosada,

La noche ya apresada

En el lucero de alumbrante mañana.

 

Las nubes, cual manta arañada,

Vaporosas, movientes, encadenadas,

Reflejan en mi retina,

El recuerdo del alma engañada.

 

La suave brisa de verano, tranquila,

Con su murmullo apagado

cual llanto al fin calmado,

Compadece el pesar que me vigila.

 

Las rocas desmenuzadas, añejas,

Pedacitos de pasado,

Sabiduría de tiempo otorgado,

Felices inanimadas, sin quejas.

 

Yo, en vida de tu propio ser,

Que cielo y tierra condenan,

A forzar tus cadenas

De pena, amargura, querer.

 

¿Como dejasteis, elementos,

Que fuera presa certera,

única prisionera

De furiosos mares turbulentos?

 

¿ No es acaso la felicidad,

bien supremo en la vida,

y no la agonía

resultado de la soledad?