Pegaso poeta

La realidad

Te escondes, te disfrazas

con simultáneas figuras,

como timando suavemente;

comedias, entre todas tus caras

inciertas, correteando sin rumbo.

 

Luces, sombras, reflejos,

matices, imágenes. Allá voy,

navegando entre tus yos,

sufriendo el desengaño,

convidando al sin fin.

 

Añeja virtud la tuya,

corrupta costumbre de ladrón;

bisutería barata, lentejuelas

y baratijas. Con tez incierta

te presentas, te escondes.

 

¿Acaso temes, que sin

desprecio te desgarren las

entrañas y te muestren

en periódicos, cual circo

iluminado, que se exhibe?

 

O, si no existes, ¿por qué

apareces y aparentas? mientes:

te desgajas; deslumbras a

cualquiera, produciendo fantasía

de percepciones, de ilusiones.

 

Más vale correr la cortina,

ocultarte y evadirte. No mereces

atención, produces ansiedad.

Inculcas desconcierto. Educas

en la vaguedad, en la sorpresa.

 

Si algún día te decides,

toca a la puerta, tal cual eres;

preséntate directamente, recuerda

que te buscan y te esperan,

aunque al conocerte provoques saciedad.