Aniya

Cuando el Corazón duele!

Aquí…donde el silencio te nombra, yo te evoco. Aquí, donde nada me devuelven tus ojos, busco la forma de encontrarlos ¿Por qué será que todo esto, todas estas calles, esta gente, este odio y el rencor que aparecen detrás de un simple foco iluminado me hablan de ti? Hoy no estas y hoy te quiero… hoy quisiera sentir el calor de tú mirada para así revivir la alegría que me arrebataste… la que no puedo encontrar. Hoy quisiera tantas cosas… como no estar aquí, donde nadie me conoce, donde menos tendría que recordarte, porque nada habla de nosotros. ¿Por qué? ¿Por qué estoy tan lejos de mi misma, masticando en este silencio un cielo rosa y azul? ¿Por qué tú figura reaparece y no sos vos? Esta gente… ¿A dónde va? ¿Y a dónde voy yo? ¿A dónde si no te tengo?... Quizás, tal vez, puede ser… ¿de dónde soy? ¿De dónde diablos vengo? Quiero saber ¿Por qué? no puedo… solamente imagino,…pero, ¿hasta cuándo voy a tener que soportar toda esta duda que asola mi alma y no me deja, y no me deja…? Detenida en un banco, sin fuerzas, ni siquiera para respirar… agobiada por la tristeza, aturdida por el silencio, cegada por el asombro… una brisa de primavera me ahoga, pero es la única forma de recuperar nuevamente el aliento y entonces el viento, secando mis lágrimas me enseña a explicar por qué siempre lo que comienza, termina… De tantos caminos andados y tantos senderos recorridos, solo puedo decir que el más largo y pesado es el de mi vida ¿Qué es mi vida?... nada… sino una sucesión de hechos insólitos ¿Por qué no he encontrado a alguien que realmente me comprenda y me quiera? ¿Por qué a cambio de cariño, he recibido violencia; y a cambio de fidelidad, me han pagado con indiferencia? Esta noche llevo puesta la capa de la angustia y una vaga nostalgia me va ganando poco a poco el alma, y debo añadir a mi pena, la inexorable soledad que me invade por fuera y por dentro… Porque hoy te sentí más lejos que nunca… era tú cuerpo, el que estaba ahí; era tú boca la que hablaba, eran tus ojos que no miraban, eran tus brazos que no abrasaban; pero no eras vos, no era tú voz ni tus palabras y definitivamente no era tú mirada, no la dulce e inolvidable que un día conocí, no la que alguna vez fue mía y para mi… De pura ausencia me has dejado, el corazón de ceniza. No lo puedo acunar porque se deshace… no le puedo poner una coraza porque se escapa en un llanto interminable. De pura ausencia me has dejado, los pasos sin camino. Me llevan de aquí para allá de un rincón a otro de la casa, siempre inquietos, empujados por vientos que cambian de dirección a cada rato. De pura ausencia me has dejado, el universo de silencio. Sin cantos, sin los pequeños ruidos cotidianos, impreciso, ausente hasta del dibujo que trato de hacerme con tus rasgos. Huyendo, terco, siempre huyendo… y mi voz, que es lo único que me dejó tú ausencia… mi voz para llamarte y llamarte, aunque no acudas a mi encuentro. ¿Cómo es que me has dejado abierto el pecho, sin protección, el corazón desnudo, sin una puerta siquiera, una llave, para encerrarme en él, fuera del mundo? De pura ausencia me has dejado, las manos sin tarea… eran para estremecerse entre las tuyas… para competir con las palabras expresándose y entre caricia y caricia, amarte más y más cada día… De pura ausencia me has dejado…. Muerta…