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Niña sin igual

Que bien que sos,
una niña sin igual.

Que bien tú cabello,
Deslizando por tu espalda,
Contrastando entre la gente
Provocando el admirar.

Que bien tus ojos,
Perdidos en el cielo,
Confundibles con estrellas,
Profundos como el mar.

Que bien tu rostro,
Comparado con un ángel,
Y aun mejor que un ángel,
Imposible comparar.

Que bien tus labios,
Cantaros de miel,
Provocación divina,
Delicados al rosar.

Que bien tu sonrisa,
Alegría inherente,
Espontánea pero conciente
De tu forma de cautivar.

Que bien tú esencia
Alma transparente,
Linda y divertida,
Niña sin igual.

Que bien dulce niña,
Que suerte al encontrarte
Y aun mejor a mi lado presenciarte,
Envidia de los demás.

Que bien que sos
Y que bien que siempre
Serás eternamente
Una niña sin igual.
.

Autor: Roberto Ramírez Montoya