Escritor del viento

Almas dislocadas

 

Desfilan detrás de paredes amarillas

los huesos y las carnes mal olientes,

un ojo, un pie, un brazo y los dientes

cayéndose mientras doblan las rodillas.

 

No se escucha la diástole y la sístole

de los amantes y agitados corazones

solo pies trémulos en los panteones

bailando en ronda, los muertos y su prole.

 

Danzan y danzan con panderetas de histrión,

con cuerpos tísicos y caderas dislocadas;

hallan alegrías en algazara y confusión…

 

Al terminar la ronda corta rosas germinadas,

de sus amarillos cráneos y gimen en oración:

-¡Enterrad, enterrad! nuestras almas dislocadas.