GuillermoO

Cazador de las nieves ( ligeramente editado)

 

Cazador de las nieves en domingo

fuiste perpetuo salto en el inmenso viaje,

la sonrisa que tañía en lo íntimo de tu cabellera secreta,

el despertar de una noche en que tu piel venía a mí a erizarse.

 

Yo conocí el mar por haberme asomado a tus brazos

y la arena humedecida no era sino tu cuerpo.

 

Pero el amor estaba hecho de relámpagos sinuosos,

condenado a sembrar una copia de la noche,

ahogándose por las piedras que lo circundaban.

 

A veces inundaba mi cuerpo la nostalgia

-cuando una pena labraba el alma

y no se oían más que recuerdos,

pasos que fueron en una alcoba,

murmullos de una risa infinita-

y entonces, solo, vivía el pasado como una borrasca.

 

Con el tiempo envolviéndome la cara veo ahora tu rostro.

Y lo lleno de transparencia;

pero lo rojo de mi vino lo cubre en desmesura...,

para que prolongue, en la memoria,

el territorio instantáneo de tu mirada.

 

G.C.

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