Reyshell Mendez

AUNQUE NO TE PUDE VER, MI CORAZÓN ESCUCHO TU VOZ.....

Mis ojos fijados hacia la inmensidad te buscan entre las nubes que pintan el lienzo sutil del firmamento, percibo el roce del viento que me induce sentimientos, sensaciones, y emociones, -sublime estremecimiento- y en sus atenciones hallo la certeza de que estás en mi encuentro, siempre estás, tal como lo está un padre que siente a su hijo gritar con desesperación, ya que son los gritos mudos que te despiertan de ese sueño eterno.
Mis ojos lloran y suplican el perdón, porque dentro de las tempestades mi alma derrama el llanto, y medio de la tribulación mi corazón contrito te ofrezco, cual humilde pecador, como el mísero ser que te busca cuando solo te necesita, pero te olvida, otra vez, pasada la desolación, envestido de una sonrisa al nacer el alba y sin volver a percibir tu incondicional amor. Sé que mis ojos hablarán por mí cuando me corresponda dar cuenta a la justicia divina sobre todas mis acciones, pensamientos, palabras y omisiones; oh, excelsa justicia de los cielos, aquella en la que jamas creí, pues sólo estuve clamando a mi congoja con la esperanza de ser escuchada por ti. Mis ojos carecerán de bondad, porque no tendré esa fuerza que me concedía la libertad, porqué perdí mi fortaleza pecando en silencio una y otra vez, esclavizándome a mi yerros. Mis ojos, por fin, me harán ver ese pesado madero que cargaste en tu espalda, mientras sentías miedo de caer aplastado por su peso descomunal, al tiempo que mirabas a tu entorno todo el pecado y la crueldad reinantes de aquellos seres miserables, mal olientes, que desviándose del bien, osaron en quitarte la libertad; mas tu amor por la humanidad fue siempre tu fortaleza, y así tu inconmensurable amor te ayudaba a caminar, a proseguir, a soportar la inclemencia sobre ti en tu camino al calvario.
Sé también que mis ojos me desnudarán el alma, reflejando la poca fe que queda en la raza humana, porque de ti muchas veces el hombre ha dudado. Mis ojos no son dignos de verte, necesito caer a tus pies, para implorar el perdón y ser así merecedora de la perpetuidad jamas anhelada. Mis ojos se alejaron de ti, buscando amigos falsos disfrazados de corderos, mas tú que eres amigo fiel, solté tu mano siendo amigo verdadero. Mis ojos no veían tus pruebas, ya que ellos me enseñaban a dar importancia lo que de hecho nunca la tuvo y sin embargo no me abandonaste, y cada vez me mostraste la humildad, porque a todos nos concedes siempre la aspiración por lo eterno para sobrellevar nuestras penas y ser acreedores de tu clemencia. Mis ojos nunca sospecharon el gozo en el tañido de las campanas, porque me molestaba el ingente alboroto. Sé que mis ojos no tendrán descanso, no obstante, mi corazón te esté alabando y hoy te escucho decir: «Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestra alma, porque mi yugo es fácil y ligera es mi carga»...

LIBERANDO BATALLAS
YOMARIS MENDEZ...