Strain

Más que lluvia

Últimamente llueve…
y todo se inunda. Hay mucha alarma…
Dicen que estas cosas no había
en otros tiempos.

Esta noche, con el transcurrir, la lluvia
se va tornando imperceptible;
se va quedando muda…
hasta que solo queda su fotografía en las ventanas
de todo.

Mi casa no es la excepción. Mi casa vacía
y a oscuras
(reflejo de demasiadas ausencias)…
Que no basta para llenarla de nuevo
ni el infinito dolor.

Es de asombrarse entonces
que, en semejantes condiciones;
en este escenario lóbrego de casi absoluta invisibilidad
–más cercano al bajo cero-,
yo te recuerde…
hasta arremolinárseme todas mis ansias de ti,
hasta que reinicia el aguacero…

Y me desnudo…
acostado en mi cama de sombras;
ha costado tanto reprimir el deseo
de mi sexo… náufrago…
cual navío
que nunca pudo adentrarse en tu apacible y cálida rada
y encalló en un atolón de tristeza
y soledad…

Mi sexo… erguido, aún con cierta dignidad,
concierta evocar las imágenes de tu rostro…
La ternura que en ti es también sensualidad…
Y lo toco,
pensando en cómo lo tocarías tú…
Y manipulo su rígida nimiedad famélica
teniéndote presente…
en mi memoria;
recreando los manjares sagrados que descubrí en tu piel,
y vuelo hasta tener las mariposas
de tus pechos posándose sobre mí, dejándome abiertas zanjas
erógenas por doquier…
Y recuerdo tu adorada blancura, y tus pies
de niña los imagino
metidos en mi boca…
Y así, más que la lluvia (me) humedezco… todo:
la almohada de lágrimas,
las sabanas de frío…

La rigidez de mis latidos me hincha
hasta los vellos… Y siento
tu rosa tan anegada –la hoy negada-, tan abnegada
nacer en mí
como un río nuevo…
Y me excita la idea de ahogarme en él…
Una y otra vez, mientras la noche transita…
Y no quisiera (el) amanecer…
Y que el clímax sea como la lluvia
que afuera rompe las casas, las calles… lo móvil
y lo inmóvil…
Y que se derrame todo
el amor que hay dentro de mí;
el dolor
de no tenerte…
hasta que, de tanto evocarte, la lluvia muera
y la noche y yo seamos superficie azul
exánime y rota…
con heridas de Luna.