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Guerra

 

 

Desolados están los campos de guerra,

de tinta escarlata se tiñe su tierra.

 

Balas, palabras de hierro incrustadas,

recuerdos de vidas a tiempos prestadas.

 

El viento repite la misma tonada,

de sueños y esquirlas, la paz es robada.

 

La braza adornada de gloria embestida,

señala la tierra que ahora es perdida.

 

De suero rebosa el ojo testigo,

la madre reposa en el suelo enemigo.

 

Se duerme en el sueño del hijo abatido,

se hunde en el fuego de aquel que ha caído.

 

El alma ultrajada de piel desgastada,

se yergue, endurece, se siente aclamada.

 

La ciudad aguerrida está estremecida,

la mano que tiende se siente vencida.

 

Bengala encendida señala la huida,

a un viaje de ida cual ciego druida.

 

De nobles e hidalgos la historia es narrada,

el silencio se quiebra en la cruel emboscada.

 

La esperanza sembrada perece ahogada,

en la mente de sabios de fuerte quijada.

 

Suspiros pueriles se embarcan en puertos,

en busca de miles que ya dan por muertos.

 

Se marchan en busca de los que no han vuelto,

y esperan pacientes atar cabos sueltos.

 

Esperan prudentes forjar los cimientos,

que hagan que escriba por fin otros cuentos.

 

 

                                                                                                                                                                                                     CAVP